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miércoles, mayo 18, 2005

Resina


-Esa suerte de "resina" a la que Usted se refiere -dijo explicativo el mostrador que nos presentaba la casa-, es la resultante de los vahos expelidos por la pequeña combinación de fragancias, o aromas,
- ¿Olores sugiere usted?-expresó mariano abiertamente en una ráfaga de cinismo que cruzó su mente por un momento.
-Hedores. Usted quiso decir hedores -agregué sarcásticamente. Mis gestos eran los de una persona experimentada: movimientos de manos amplios y demostrativos y sonrisa de cortesía constante. Me dije a mi mismo que yo podría ser mejor vendedor de casas que el, ya que conocía cómo vivía la gente que provoca esa costra brillantona en los muros de las casas; Mi conocimiento era sencillamente empírico: sabía cabalmente que cuando uno deja esparcidas por la casa un montón de pequeños restos orgánicos, sobrantes de alimentos y/o comestibles (chicles, mayonesa, azúcar, vasos con cremas de hongos -otrora bebidas-), cada uno aporta al enrarecimiento del aire, su formula individual. De manera tal, que la sumatoria provoca un ambiente medianamente nauseabundo. No es que se tenga que limpiar la toda la casa, sencillamente abrir las ventanas. La "resina" a la que se aludió Mariano era eso.
El vendedor, en un intento por retomar las riendas de su oficio después de verse vapuleado por nosotros, intentó quebrar el limite de nuestra confianza con un puñal
-Bueno, supongo que ustedes sabrán más que yo sobre eso.…

Miguel de Sobrantes

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Resina. ¿Resina?
¡Resina!Pero, claro, resina.
Con que resina, ¿eh?
Bien, resina.
Bueno, mañana la sigo.

Anónimo dijo...

Conocer de "hedores" no implica ser buen agente inmobiliario, ejem...

juanba dijo...

Igual, yo que vos no le alquilo ni mierda la casa... jajajaja

Salutes