El precio de la libertad es sin duda muy alto. Es tan alto, que a veces simulamos comprarlo, pero en realidad lo que pagamos, es tan solo un servicio esporádico o un alquiler.
Son muchas las ocasiones en las cuales la opresión que podemos llegar a sentir, nos indica el camino del cambio (que por ser el camino de salida de la opresión esta llenos de obstáculos y escollos, que a su vez, impiden una salida rápida y sin perturbaciones), un cambio obligatorio, de orgullo y dignidad (si llegamos a que nos opriman, nuestro orgullo y dignidad, ¿serán realmente orgullo y dignidad?) que en determinados momentos son obligatorios.
No son pocas las veces que nos lamentamos por algunas actitudes nuestras del pasado. Y no son pocas las veces que lamentamos haber tenido una actitud indiferente. Esta bien claro que la memoria es la herramienta indispensable para no caer en los mismos errores, pero esta herramienta (como cualquier otra) no sirve de nada si no es manejada por el hombre, es decir, si recordar el pasado no nos sirve para no recaer en los mismo errores, no sirve de nada (al igual que una herramienta que nadie toca).
Hay veces que mantenernos en silencio es como no recordar. Hay veces que al no expresarnos en forma abierta perdemos parte de nuestro mensaje. Hay determinados momentos en que uno tiene que decir basta y tirar todas las cartas sobre la mesa.
La balanza costo-beneficio, nos indica que cuando se trata de principios, los costos son muy altos. Tan altos que a veces no los pagamos y nos conformamos con saber que esos son nuestros principios. Pero al no ser coherentes entre nuestro discurso y nuestro accionar, esos principios se convierten en meros papeles. Que todo tenga un costo, indica que todo se compra y todo se vende.
Siempre es más fácil defender posturas del presente que hacer un recuente del pasado, analizarlo, entender como se llega a este presente y “proyectar un futuro” (frase trillada), de hecho, siempre es más cómodo que otros piensen en lugar nuestro. Es más fácil criticar que construir, refutar que justificar. Es más fácil reaccionar que planificar. Y, por supuesto, siempre es más fácil decirnos “imparciales”, cuando no somos lo suficientemente honestos con nosotros mismos como para reconocer que no lo somos, que serlo realmente. “...por consiguiente, la actitud que se adopte ante una filosofía deberá tener en cuenta un lado afirmativo y otro negativo; sólo teniendo en cuenta ambos aspectos conjuntamente, haremos justicia a la filosofía de que se trate. El lado afirmativo tarda siempre más en revelarse lo mismo en la vida que en la ciencia; por eso el refutar es siempre más fácil que el justificar.”(Hegel)
Ser imparciales. Esta claro que ser imparciales, no es un rasgo natural de los seres humanos. Luchar contra nuestros instintos es condición básica del humano, pero que lo intentemos no quiere decir que lo logremos. La solidaridad limpia, tampoco es un rasgo natural, porque la mayoría de las veces nace a raíz de la lástima o la compasión. La ética es la razón de lucha del ser humano contra sí mismo. No se concibe una ética sin obligación, sin responsabilidad, sin sanción, y sobre todo, sin libertad.
Pero la libertad es tangible y no, a la vez. Somos, y no, a la vez, seres que comprendemos (que reaccionamos) a la imperiosa necesidad de la libertad. Pero sólo en palabras.
Lo más normal, es que queramos ser libres, pero de ahí a amar a la libertad como un bien indispensable para la humanidad es otra cosa. De hecho, hay un abismo de diferencia. La libertad no nace con nosotros, no es innata. La libertad está dictada en base a leyes que las restringen, en base a quien hace las leyes. Esta condición, que debería ser primaria no lo es tanto. Siempre para el hombre, vale mas la libertad de el mismo, que la de los demás (y eso es natural, pero no racional)
Quizás que sea demasiado pretensioso, el imaginar que la condición de libertad no deba estar restringida. Pero todo se compra, y todo se vende, y todo se alquila.
La cuestión que me concierne, es verificar cual es el límite de nuestra postergación de la búsqueda de la razón y conjuntamente, de la libertad.
Todos los “eternos retornos”, nos obligan a pagar nuevamente los furcios de la vida, pero la condena esta impuesta sin un juicio en el que podamos defendernos o que al menos tengamos un “abogado” o una constitución que nos ampare… Pero esta, es una condena sin juicio, porque no hay manera de pelear por lo que uno quiere, porque la sentencia ya esta determinada. Es decir, no es juicio porque no hay manera de defenderse, es simplemente una condicion mas del ser humanos.
En otra ocasión me pongo las pilas y escribo un poco mas acerca de mi disconformidad con todo.
Pero Absolutamente todo.
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